ARQUITECTO: Eduardo Souto de Moura
LUGAR: Cascais, Portugal
FECHA: 2009
Paula Rego, pintora, dibujante y grabadora, es una de las figuras más notables del arte contemporáneo portugués.
La decisión de la artista de donar varias de sus obras al municipio de Cascais, en la costa de Estoril, puso en marcha la creación de un espacio museológico bautizado como ’Casa das Histórias’, en referencia al estilo narrativo de los grandes lienzos de la pintora. La propia Paula Rêgo seleccionó como arquitecto a Eduardo Souto de Moura. El terreno, elegido a su vez por el arquitecto, era un bosque cercado con un vacío en medio, las antiguas pistas de un club de tenis.
Los árboles preexistentes, ecucaliptos, almendros y pinos, principalmente, son elementos fundamentales que forman un todo con la arquitectura del museo.
Los diferentes volúmenes que componen el edificio configuran cuatro alas de diferente longitud, subdivididas en el interior en salas secuenciales, dispuestas en torno a un volumen central más elevado, que se corresponde con la sala de exposiciones temporales.
El interior, en tonos neutros y pavimentado con el mármol azulado natural de Cascais, cuenta con 750 m2 de salas de exposiciones, una tienda-librería, una cafetería abierta hacia un frondoso jardín y un auditorio con capacidad para 200 personas, además de las salas técnicas y de servicio.
La serie de volúmenes que configura el museo frepresentan el negativo del volumen dibujado por las copas de los árboles. El hormigón rojo del exterior del edificio actúa como opuesto al verde del bosque.
La decisión de la artista de donar varias de sus obras al municipio de Cascais, en la costa de Estoril, puso en marcha la creación de un espacio museológico bautizado como ’Casa das Histórias’, en referencia al estilo narrativo de los grandes lienzos de la pintora. La propia Paula Rêgo seleccionó como arquitecto a Eduardo Souto de Moura. El terreno, elegido a su vez por el arquitecto, era un bosque cercado con un vacío en medio, las antiguas pistas de un club de tenis.
Los árboles preexistentes, ecucaliptos, almendros y pinos, principalmente, son elementos fundamentales que forman un todo con la arquitectura del museo.
Los diferentes volúmenes que componen el edificio configuran cuatro alas de diferente longitud, subdivididas en el interior en salas secuenciales, dispuestas en torno a un volumen central más elevado, que se corresponde con la sala de exposiciones temporales.
El interior, en tonos neutros y pavimentado con el mármol azulado natural de Cascais, cuenta con 750 m2 de salas de exposiciones, una tienda-librería, una cafetería abierta hacia un frondoso jardín y un auditorio con capacidad para 200 personas, además de las salas técnicas y de servicio.
La serie de volúmenes que configura el museo frepresentan el negativo del volumen dibujado por las copas de los árboles. El hormigón rojo del exterior del edificio actúa como opuesto al verde del bosque.
Para que el edificio no fuese una suma neutra de cajas se estableció una jerarquía introduciendo dos grandes pirámides truncadas a modo de linternas, en el eje de la entrada, señalando la tienda-librería y la cafetería, respectivamente.
Se quiso que todas las salas de exposición de la colección permanente tuviesen una abertura hacia el exterior, proporcionando a todas ellas vistas del jardín, pues se consideró un acierto contraponer la realidad abstracta y totalmente artificial del arte contemporáneo con la realidad cotidiana que nos rodea.
Se quiso que todas las salas de exposición de la colección permanente tuviesen una abertura hacia el exterior, proporcionando a todas ellas vistas del jardín, pues se consideró un acierto contraponer la realidad abstracta y totalmente artificial del arte contemporáneo con la realidad cotidiana que nos rodea.